Thursday, January 31, 2008

La ocupación

"México en el ranking de los bajos salarios. México se encuentra entre los países con los índices más bajos en cuanto a salarios mínimos reales, además se ubica entre los que tienen mayor desempleo urbano y empleo informal entre las mujeres, señaló la Organización Mundial del Trabajo. La OMT destacó que en México persistirá la baja expansión que ha registrado la actividad económica, debido al menor crecimiento de la demanda externa e interna, por lo que la tasa de ocupación se contraerá respecto al año pasado, mientras que la tasa de desempleo tendrá un aumento. Resaltó que la tasa de desempleo urbano en 32 ciudades aumentó de 4.6% a 4.9% y la nacional de 3.6% a 3.8%, contrario a lo que se refleja en los demás países de la región, en los que se observa una ligera disminución en la desocupación." El Gráfico, 29-01-2008.



POR OTRA PARTE, ESCRITO AÑOS ANTES:

"Para mí, la pregunta del siglo XXI es ésta: ¿qué hacer con la gente? No cómo alimentarla o cómo construirle escuelas y hospitales, sino ¿qué hacer con ella? Sobre todo, cómo proporcionarles una ocupación. La imagen que más impacta cuando se viaja por África, Asia o América Latina no es otra que la de millones –decenas de millones- de personas inactivas. O de aquellas que, si bien hacen alguna que otra cosilla, ese trabajo suyo, aun necesario, no acaba de arrancarlas del sitio, no fructifica, no mejora su vida.

Y es que resulta –y podría parecer que se trata de una paradoja inexplicable- que es más fácil alimentar a a la gente que ¡encontrarle una ocupación! Es un error en el orden del mundo, una gran debilidad suya." Ryszard Kapuscinski, Lapidarium IV

¿Qué pasa en China con esta problemática? Es indudable que no se escapa del fenómeno que conceptualizó Kapuscinski.

Vuelva pronto para leerlo...


Saturday, October 14, 2006

Susurros Finales

-Nosotros vinimos porque allá no hay dinero...

Claro, tenemos que hablar mandarín...

Él no puede escribir árabe, tampoco chino.

Este es un pan de familia, tómalo.

Mandamos el dinero a nuestro pueblo.

Yo sí sé escribir, chino y árabe.

¿Y allá en México, tienen dinero?

Susurros de un chino de Xinjiang, inmigrante en Beijing.


Ayá..., ayá hestamos komo haquí pero en ezpañol he ingléz y para llegar al lugar del dinero..., bueno, eztamos higual qe akí.

Sunday, September 10, 2006

Susurros 2

En un callejón un contrabajo se pasea a la espalda de un extranjero.

- ¿Qué carga ese extranjero?
- Es un cañón.
- Por supuesto que no. Es un piano.


Una cuadra más adelante, otros susurros llegaron al cuerpo del instrumento.



- ¡Mira que violín tan grande!
- No es un violín.
- Entonces ¿qué es?
- Es un guitarrón.

Puntualizó el joven intentando impresionar a su acompañante.


Mientras, la sombra de aquel gran objeto se seguía desplazando para beneplácito de una vecindad que ahora emergía de su tedio.

Sunday, August 27, 2006

Susurros 1

En el césped, jardín de la casa de estudios.

- Aquí será mejor dormir.
- Bien.
- Saca la frazada. Usa la mitad en el suelo y la otra para cubrirte.
- ¿Y tú?
- Yo estoy bien así. No tengo sueño, voy a fumar viendo estos edificios.
- ¿Ya estará dormido?
- No. Debe estar nervioso conociendo a sus nuevos compañeros.
- Serán cuatro años.
- No, será toda la vida.

Sonrió viendo sin enfoque hacia el edificio 4 de la universidad. El buen futuro de su hijo estaba tan cerca ahora. En un esfuerzo tripartita, habían logrado lo que pocos. Lo demás correría a cargo de la buena fortuna. Ellos estaban por concluir, en cosa de diez años todo tendría que mejorar. Mañana iniciarán el regreso. En dos días estarán de nuevo en casa y trabajo pero esta vez sin su pequeño. Contarán a sus vecinos lo que vieron en la capital. Relatarán una y otra vez como durmieron en ese hermoso jardín, frente al nuevo dormitorio de su hijo, el escogido, que estudiará y prosperará por mandato y orden de las cosas.

Tuesday, August 15, 2006

Nosotros nada, yo.

La felicidad me embarga aún con el fantasma de la tristeza amenazando al ritmo de los diarios.

Me siento el más culpable, a momentos. A otros, el odio me llena y derramo bilis en forma de verbos y adjetivos -que se vaya todo a la mierda- me digo.

Quién nos heredó esto que se vislumbra. Soy culpable al no querer estar presente en la entrega de todo el vómito almacenado a lo largo de los años. ¿Acaso no es natural encontrar repugnante el estado de mi cuerpo?

¿Es hoy, éste y el siguiente un mes en el que deba sentirme orgulloso de mi patria? Pero si puedo observar las bombas explotando por los caminos que costaron tanto trazar, esos caminos que llevan a mi antigua escuela, al trabajo, al básico alimento diario. Esos hechos por mi viejo yo, por esas manos de tata, de bisabuelos que tenía.

Maldigo a –nosotros- por hacernos sentir esto, nos maldigo y condeno a la caída con la vaga esperanza de un renacimiento puro, no contaminado y alterado como el par de centenarios pasados. ¿Será mejor que evitemos el número 10 y que ahora en el 6 o el 7 hagamos las cosas por amor al hombre mexicano? Debimos haberlo hecho en el uno.

Y es que ahora no solamente los tres colores de fundación han sido corrompidos, no, para ellos ya no hay lágrimas, tiempo ha. Recientemente, háblese de años, uno a uno, el resto del prisma se ha oxidado y podrido, ya nada parece estar a salvo de la degeneración, de ese extraño mecanismo de liquidarme a mí mismo pero en otro cuerpo.

Ya no puedo ver los verdores del campo pues nuestras cataratas, cánceres del abuso, me nublan la excitación de cualquier estímulo óptico, humano, carnal, patriótico.

¿Por qué te matas patria?
¿Cómo te has dejado llevar así?
¿Qué pecado tan grave arrastras, padre, para pagar tan alto precio?
¿Qué no existe otra salida a tu entraña nauseabunda?
¿Acaso no queda el sitio impoluto? Madre tierra, mi muy respetada Coatlicue
¡responde si te compadeces de nosotros!

Me siento culpable y muy ofendido pues yo son ellos y ellos bien que soy yo. He sido de victoria a obrador de salinas, de vendedor cojo a la Santa, de la cruz. Calderas grandes, perfidias, cádenas y zorras de sembradío de un indio zapoteco. Todos somos yo. No quiero ya mentir con el pronombre, ellos, él y ella. Tú ni siquiera existes. Eso lo he reiterado hasta cansarme aunque erré crasamente, olvidé la otra mitad del círculo, esa que asciende.

Tú no existes pues ese soy yo. Y si tú no estás, tu plural nunca lo estuvo. No hay más de uno, no hay dogma en soy. Gao lo ha dicho, nosotros es el pronombre más débil, el más irresponsable. Ahí está mi peor daño.

No encuentro el momento en que declaré a lo ajeno como el remedio a mis males. Quizás mis tutores me esquinaron a estos enfermos caminos. Quizá mi patrón y el guía de mi espíritu erraron al enseñarme que debo esperar. Lo que es seguro es que siempre he sido yo el que ha aceptado.

Mejor ya la nueva crisis. A anular todos los pronombres del castellano excepto el “yo”.

Así, seré, ahora.

Seré todo y a ello deberé atenerme. Mujer, hombre y niño. Soñador y realista con ambas manos, izquierda y derecha en el trabajo. Soy prostituta, víctima, raptor y madre. Policía, salvador, pueblo y élite. De a pata, caballo y también rueda siendo. Soy yo, simplemente yo. Soy indígena de tierra y empresario de acero. Soy una gran escritora, soy alumno mío, maestra que alumbra. Soy el verdugo, virus y vacuna de mi cuerpo, soy YO y nadie, absolutamente nadie más que yo. Soy el pasado y seré lo que soy.

Y esta confesión declara y ventila mi padecimiento más terrible pero más bendito. Si me ignoro, muero en parte y contraparte. Si me reconozco, soy y me elevo con dolores y placeres en par. Soy esquizofrénico severo y así las cosas querido mío. ¿Por qué razón habría de ignorarlo y desahuciarme entonces teniendo deuda que pagarme?

Reconoser me debo.

Círculo he dicho, ella, él, tú; no son/somos, revés, yo soy.

Monday, July 03, 2006

De Ganarse, ¿Qué pasaría en China?

Yo no soy fanático del fútbol,


sin embargo, he gozado del mundial desde Italia Noventa. Jamás pensé escribir algo al respecto, pues, si les soy sincero, tampoco veo muchos partidos de la multimentada copa del mundo. De hecho, los primeros meses de este año pasé maldiciendo todo aquello alrededor del monstruoso evento marke-tele-portivo. La razón es sencilla, los medios masivos de comunicación mexicanos han hecho a un lado temas de vital importancia nacional para discutir mejor sobre los bigotes de La Volpe, lo hemos permitido, ni hablar. Sin más mas, me dirijo al tema.

Si México ganase el Mundial de Futbol 2006 en el país se instalaría una felicidad que (fugaz o no, por ahora poco importa) provocaría energía, ideas y actitudes de vida significativamente pro-positivas. Pero ¿qué pasaría en China? ¿Podría este eterno sueño mexicano tener alguna relación con el país más popular de los últimos años?

El NACIMIENTO DE UN PAÍS

La fiebre del mundial en China es verdaderamente impactante. El número de bares y restaurantes que tienen las banderas de los equipos de este año es abrumador. Todo establecimiento con televisión sintoniza los juegos. He visto la esplendorosa águila azteca como nunca antes en el extranjero –el otro día me detuve en un restaurante para pedirles de favor que me devolvieran a mi aguilita patas pa’bajo porque ahí sí que ni la ignorancia es justificación. Todos los taxistas de Beijing están al tanto de los resultados, la gente en la calle, mis alumnos, el boleador de zapatos mientras me shaineaba un par.

Una pregunta del todo común para el extranjero es, tras establecer un par de enunciados de diálogo con cualquier chino, cuál es su país de origen. Desde que comenzó el torneo me ha tocado mayor reacción al decir que vengo de México. Si México ganase el torneo, o por lo menos dejará un antecedente importante, los chinos lo tendrían en su creciente memoria colectiva. Explico.

Los Estados Unidos Mexicanos no existen en el mapa chino, si acaso, el artículo y las primeras dos palabras. Ni en lo académico, ni en lo comercial, a nivel ciudadanía, México tiene posición o figura. El lenguaje que hablamos se desconoce, además, el continente al que pertenecemos puede variar desde América (en pocos casos) hasta la misma Asia. Las causas son múltiples y entre ellas la ignorancia, por supuesto. Pero éste no es problema que nos concierna. El contenido detrás de todo nombre es algo de vital importancia en este país.
En la actualidad, las mediciones mundiales, los eventos masivos como son éste y las Olimpiadas y cualquier forma de competición internacional que tenga difusión, resulta de mucha importancia para los integrantes del dragón despierto. Por esto, Estados Unidos es el país ídolo en muchos campos como en sus universidades, deportes, economía y cultura pop. Europa por la cultura, educación, algunas empresas y por el nivel de vida de sus habitantes más el deporte que se festeja ahora. Pasando a América Latina sólo Brasil, Argentina y a veces México se tienen presentes. Los tratados binacionales, la promoción cultural (aquí fuerte nuestro país, a pesar de que la cultura no esté en la agenda foxista) y desde los últimos años, el fútbol, son quienes mantienen a los sudamericanos bien ubicados en el registro colectivo.

Muchos habitantes de esta parte del mundo tienen una sed de admiración sorprendente, habría aquí un espacio muy interesante para que ocupara nuestra bandera. Así pues, si México ganara la copa del mundo habría una plataforma positiva y favorable en un lugar donde sólo hay vacío, una gran ausencia o en el mejor de los casos una interrogante. Con un apoyo de este tipo, aunque parezca irrelevante, los empresarios mexicanos que intentan realizar negocios tendrían un antecedente favorable en sus contrapartes. No se necesitaría empezar siempre de cero. Habría un terreno común de plática y se harían puntos para un ambiente mucho más favorable. Lo subjetivo sería sin duda lo más impactado. Las relaciones entre países, desde el vis á vis presidencial hasta el turismo y coincidencia laboral se hacen y crecen en lo subjetivo cuando se está en tierra confuciana.

Me es preciso aclarar que, finalmente, como no veo esfuerzo considerable que se fragüe desde los líderes oficiales y privados del país hacia una estrategia para China; y dado que no encuentro en qué podría sobresalir México conforme al resto del mundo (dejo la cultura fuera, pues aunque invaluable, no entra en el tratamiento de este artículo), me parece que el fútbol sería una fabulosa opción.

Repito, hasta el día de hoy, el intento más prometedor para darse a conocer en China y así, apoyar todo esfuerzo profesional enfocado en la región, ha sido indirecto y tiene por nombre World Cup. ¿Qué tiene México para los chinos? Nada o casi nada todavía.

Tuesday, June 20, 2006

La comunicación certera

Y el dilema es, ¿Me habrá entendido? O más doloroso aún, ¿Logré hacerme entender?

Tengo varios-muchos defectos, sin duda, uno de ellos es el abuso del preámbulo. Sin él me siento por demás débil ante la confusión. Y la confusión es algo frustrante que está escrito como condena en el absurdo de Ionesco. Doblemos rodillas, bajemos un poquito la cadera y saltemos a un taxi que pasa justo en este momento por la calle. Observen pero no hablen para que disfruten la escena sin modificación alguna, va al natural.

Lo tomamos en Beijing a la 1:37 de la madrugada:

Nos detenemos en el semáforo, como tantas veces sucede, el taxista apaga el carro para esperar un minuto, no más. ¡¡¡Estos tipos de verdad que salieron más codos que mis conterruños!!! Sabemos que lo apaga por la gasolina y no por la paz auditiva de un Beijing que ni de noche duerme, pero por primera vez siento que puedo hablar al respecto, creo que ahora sí podría expresar un argumento cercano a la coherencia, existe la posibilidad de ser escuchado en esta ocasión. Me limpio la garganta, aquí vamos:

-Usted cuando espera en el semáforo ¿apaga el carro?.
-Sí. Contesta él extrañado.
-Dicen- le comentó de manera respetuosa -que al apagar el carro se

Demonios, no sé como se dice “gastar”, ni “consumir”, ni “eliminar”, ni “desaparecer” ni “acabar”. Ignoro como se dice “gasolina”, recuerdo uno de sus caracteres, piedra, ahhh no, ese es el de petróleo, cómo se dice. Bueno, utilizo mis manos para aclarar el punto, me pongo a señalar cosas como idiota diciendo también “agua” y “necesidad”. En fin, tras un minuto el chofer dio con mi idea,

-Gasolina.
-Correcto. Retomo la conversación:
-Gasolina, rápido, no hay.

El taxista ríe para después decir que no creía. Ese fue mi error por decir “dicen” y no hablar como los chinos, “esto es así”. Sigo con el ejercicio y cambio de estrategia. Ya que no puedo explicar por qué se gasta más gasolina al prender y apagar, dada la combustión de arranque, que al esperar minutos con el motor encendido, apelo entonces a la fiabilidad de mis fuentes:

-A mi papá le gusta mucho manejar- me doy cuenta que no es suficientemente fuerte mi argumento.
-Mi abuelo también adoraba los carros.

Él sabía arreglar los carros, lo que formulo en mandarín como: si el carro tiene una falla, él puede solo, ya no hay falla.

El taxista se comenzaba a interesar en mi elucubrado entramado de ideas.
Mi tío, de hecho, reconstruyó un carro desde la carrocería, aquel famoso Jeep: mi tío hizo un carro.

-Y tú sabes de eso- me pregunta.
-No, yo estudié otra cosa- y con ello me apunté un argumento más a la bolsa, de facto hice que mi padre, abuelo y tío hayan estudiado ingeniería automotriz. Cosa que me hubiera costado mucho ingenio, tiempo y palabras no indicadas mas relacionadas pues no tengo idea de cómo decir Ingeniero Mecánico.

El chofer meditó un poco más a conciencia mi afirmación. Yo reafirmé la conversación con una sentencia final,
Pruebe y lo verá.

El chofer asintió. ¿Qué habrá entendido? Peor aún, ¿A qué habrá asentido? Probablemente a que yo me haya callado la boca. Pero no debemos sentirnos mal por estas posibilidades, el mayor éxito que no debemos dejar eclipsarse es que hayamos dado con la palabra del día con mucho ingenio: Gasolina (气油, qiyou). Y que hayamos formulado un argumento personal “convincente” para intentar dar veracidad a una idea que de otra forma sería imposible discurrir en mandarín.