Sunday, September 11, 2005

Del octopus al nirvana en una semana, Hong Kong

Mty-Los Ángeles varios paisas, varios güeros.
Aeropuerto L.A. Gigantesca Babel, políglota y multirracial. China Airlines me sorprendió con un excelente servicio. Hasta me perdonaron el sobreequipaje.
L.A.-Taipei, Taiwán. Largo, largo, largo. Línea de tres asientos con dos pasajeros, una chinita-glinga en la ventana, el asiento intermedio vacío y en el pasillo, yo. Ella decidió expropiarse el asiento restante y tenderse a dormir todo el viaje. De hecho, en un principio hasta mi almohada y cobija había tomado, cabrona, y sonreía y sonreía. Méndiga aprovechada de este ranchero de pueblo y ciudad sin conocimiento de etiqueta de avión transpacífico. La comida, medio medio. Toda mezclado, de la India a la hamburger. Del té chino a la coca-cola.
Taipei, y comenzaba a desesperar por llegar a Hong Kong.

Llegué, hermosa recepción, hermosa mujer, mi pareja, Diana. De ahí a su cuchitril, al cubil felino, perdón, femenino. Un departamentito sobre una calle estrecha que a la mañana sería un mercado largo, oloroso y ruidoso. Desperté sin jetlag. ¡Eso de no dormir la noche anterior sigue funcionando !!
Caminé mucho el primer día. Un calor de la chingada, nunca había sudado de esa manera, ni en el verano de Veracruz. Humedad, sol y calor de asfalto.
Comí con Diana. Comencé a conocer a su gente. Qué rica comida. Por la mañana no pude evitar ver cantones jugando basket. Ya por la tarde, con el peor sol, yo estaba en medio de la cáscara china. Que buen partido. Ganamos ambos juegos. 3 contra 3. Cuando acabamos, yo casi muero del calor, me doy cuenta que mis mendigos compañeros de equipo cobraban dinero, fruto de una apuesta. Esos cabrones –y otros- habían apostado a que ganábamos. Cuando vi la repartición de la lana, puse la mano para ver si me tocaba, no hay sorpresa, no me tocó ni un centavo, pero no me la hacen de nuevo, jajaja.
Octopus aquí y allá, Octopus es igual a la llave de la ciudad, = a una tarjeta que al abonarle dinero, te permite usar el metro, el camión, cualquier ferry o tranvía e incluso pagar en el Super 7 (alias Seven 11) y en los parquímetros o de id escolar.
Lan Kwai Fong, que significa, lugar en donde los blancos se ponen borrachos. Es una calle llena de bares, restos y antros. Atascada por la madrugada. Miles de turistas. Cuenta con una iluminación sorprendente, incluso mejor que la luz natural del sol.
Vi a la María en su habitat de trabajo, manda saludos a la raza LRI y demás. Se le ve bien en esta ciudad.
Más comida, demonios, que deleite ¡!!!!!!!! Highlight, Diana me llevó a comer a dos lugares en Kowloon que me dejaron sonriendo hasta haber digerido todo lo ingerido. Uno fue en Tsim Sha Tsui, el otro en una torre, dentro de la Polytechnique de Hong Kong, un Dim Sum fenomenal –y me dice Diana que no es el mejor, y un té verde, como para hincarse y rendir respeto. Saciaba todo aquello que se encuentre al interior del cuerpo.
Lan Tao Island, Tian Tan Buda. Uno de los Budas sentados más grandes del mundo. En una montaña, mirando al norte, rodeado de templos y detrás de ellos más montes y el mismo mar. Paisajes hermosos.
Los ferrys y el Tranvía con Diana han sido la cosa más romántica hasta hoy. Eso de cruzar mares con la amada, pa mí como si fuera toloache caon.
Me han paseado por muchos lugares, es difícil y sería aburrido para ustedes mencionarlo todo. Para mí, cada uno ya está guardado en mi corazón, algunos en filme también.

Ayer domingo 4 de septiembre recogí mi Visa China -para Hong Kong no se necesita visa, para China Continental sí. Además, compré mi boleto de tren para llegar a Beijing. Salgo este martes a las 3pm. Tardaré 24 horas. Estoy muy contento. Qué ganas de llegar a Beijing.
Por otra parte, hoy es lunes y mi último día en Hong Kong. Será triste la partida. Dejo a Diana, quien tras una semana, me ha mostrado innumerables sorpresas y maravillas, no de Hong Kong (eso es obvio), sino de su persona. La veré más tarde en el camino.

Ya veremos que sucede. Quizá algún día les cuente. Luis

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