Sinfoanía en mi
La tía Ani anduvo los caminos de Versalles en bicicleta. Ella, preparó ese momento a lo largo de los años, elle l’a aimé tellement forte...
Elle s’imaginait en se promenant dans le grand jardin d’un château. Elle savait clairement qu’un jour, elle allait vaincre sur ce rêve. L’image est une créature très puissante,
llegó a su destino. Permaneció más que una mitad de día. Pedaleó por su sueño, flotó en su Versalles siempre indiferente a otros mundos que tantos llaman reales.
Ella ha estado presente en las avenidas de Beijing, en el barrio de Ta Yuar y en Wu Dao Kou cuando este mexicano se incorporaba a las verdaderas arterias de la ciudad. El momento les pareció poético. Fue confirmación de existencia, gran brote de emociones. Fue un incipiente intento de integración que provocó latidos desbocados y ojos en extremo abiertos. Él se hizo al tráfico de tracción a sangre y cadena. Él fue jinete de un monstruo de metal que muere en la estática pero devora en dinámica todo aquello que debajo se plante. Él nunca podrá describir lo que sintió, no nacerá palabra que atine a todo aquello que explotó dentro. Él hacía girar las cadenas concentrado delante para evitar perecer.
¿Por qué habrá deseado cerrar los ojos mientras andaba?
Lo tenía todo servido ante él. No entiendo qué buscaba evocar en ese momento, la evasión no me parece explicación coherente. Él mismo desconoce por qué anheló un obscuro a destiempo y fuera de contexto. Quizá fue la tía Ani haciendo de las suyas.
Quizás le dijo, ahora es mi turno de manejar canijo, quiero andar en bicicleta por las calles de Beijing. Mira, tú cierra los ojos y escucha todo lo que sea posible, busca Luis, busca.
Elle s’imaginait en se promenant dans le grand jardin d’un château. Elle savait clairement qu’un jour, elle allait vaincre sur ce rêve. L’image est une créature très puissante,
llegó a su destino. Permaneció más que una mitad de día. Pedaleó por su sueño, flotó en su Versalles siempre indiferente a otros mundos que tantos llaman reales.
Ella ha estado presente en las avenidas de Beijing, en el barrio de Ta Yuar y en Wu Dao Kou cuando este mexicano se incorporaba a las verdaderas arterias de la ciudad. El momento les pareció poético. Fue confirmación de existencia, gran brote de emociones. Fue un incipiente intento de integración que provocó latidos desbocados y ojos en extremo abiertos. Él se hizo al tráfico de tracción a sangre y cadena. Él fue jinete de un monstruo de metal que muere en la estática pero devora en dinámica todo aquello que debajo se plante. Él nunca podrá describir lo que sintió, no nacerá palabra que atine a todo aquello que explotó dentro. Él hacía girar las cadenas concentrado delante para evitar perecer.
¿Por qué habrá deseado cerrar los ojos mientras andaba?
Lo tenía todo servido ante él. No entiendo qué buscaba evocar en ese momento, la evasión no me parece explicación coherente. Él mismo desconoce por qué anheló un obscuro a destiempo y fuera de contexto. Quizá fue la tía Ani haciendo de las suyas.
Quizás le dijo, ahora es mi turno de manejar canijo, quiero andar en bicicleta por las calles de Beijing. Mira, tú cierra los ojos y escucha todo lo que sea posible, busca Luis, busca.
1 Comments:
Ahí he bicicleteado y disfrutado contigo. Compartiendo tus sueños con los míos. Me encanta tu blog, con tus letras y atinados desvarios. Se te quiere mucho y extraña más. Ani
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