Thursday, November 17, 2005

No se permite

Si me confío, me chingo. Así, sin más mas que eso.

Hoy andaba por mi antiguo barrio, fui a resolver unos trámites y a cobrar mi salario. Tomé un camión de los que acostumbraba, los que conozco bien. Iba escuchando música en mi iPod, contento de traer mi paga en la mochila. En eso escuché mi parada, "Beitaiping Zhuang", bajé y me puse a mirar la lista de camiones para cambiar de dirección hacia una estación de metro. Después de leer todas las líneas, caí en la cuenta de un terrible error, me bajé en "Beitaiping Zhuang XiDajie" y al no escuchar última palabrita agregada, tuve que caminar un buen rato.

En perspectiva es algo pequeño, pero esto sucede a menudo. Una vez me quedé dormido y llegué casi al final de la ruta. Aquella ocasión me cayó muy en gracia porque estaba conociendo la ciudad, pero ahora que ya tengo que mantener ciertos tiempos, un error así cae de bomba. Y ahora sí que ni hablar, a reírse de uno mismo y a reparar.

El estado de alerta necesario para vivir en Beijing es agotador pero al mismo tiempo un reto extremo y emocionante. No bajes la guardia, no te distraigas pero aprende todo lo que puedas, obsérvalo todo, registra y nunca olvides el primer mirar de cualquier cosa. Beijing te agota y te rellena y te vuelve a vaciar, el saldo último depende, en mucho, del recipiente. Siempre habrá sobrantes que deben almacenarse y reunirse en recipiente aparte, llena todo jarra de tierra, llénate recipiente de barro mestizo.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Hoy sólo puedo decir, en chino:
TAN-GÜEY, jajaja

Tiempo, tiempo... tiempo para escoger la tierra, tiempo para dejarla reposando. Tiempo para que, una vez hecha una figura, se seque. Tiempo de cocción...
¿Te has fijado en todos los minutos que necesita el barro para decir algo?

Un cenicerito de barro de Oaxaca

24 November, 2005 06:22  
Blogger Luis Lojero said...

y cuánto tuvo que estar en el mundo viajando vía aire,
cuanta fricción para llegar a su volumen adecuado,
qué habrá visto, dónde habrá estado.

De pronto unas manos de hermoso color tierra, podrían ser chinas, rusas o mexicanas.
Cuando tratamos del campo, todos somos iguales,
trabajamos, sudamos, pintamos nuestra piel del color debido.

No hay campesino amarillo, blanco, negro ni rojo. Todos son tierra, todos son aquella jarra,
esa que espera ser utilizada.

Recuerdo trabajar la tierra,
aquella vez en el campo...

24 November, 2005 13:26  
Anonymous Anonymous said...

es gracias al sol que nos hacemos iguales.

04 January, 2010 08:26  

Post a Comment

<< Home