Wednesday, December 07, 2005

Y todo empezó por el pan.

Calló en mi mano. No entendí, no estaba lloviendo. Yo esperaba al señor Visoso frente a un comedor de Xinjiang. Esta región ha ganado mi paladar poco a poco, ahora soy un fiel seguidor de su sazón y lógica gustativa.

Y todo empezó por un pan…

…como del tamaño de una pizza mediana, la provincia de Xinjiang me tienta a comer cada día un pan delicioso, recién horneado, saladito y picoso, uy qué rico. Ahí puedo comer una carne parecida a un “roast beef”, unos canelones en salsa de tomate que más bien se llaman chao biao, pero que efectivamente tienen tomate, cebolla, pimiento, carne y unos cuadritos de pasta. Y además, siempre están los Chuar, ese maravilloso acercamiento a cual cultura sea para el que extrañe su tierra. Estos, son alambres de carne, ajo y un tipo de pan. Qué cultura no tendrá esta práctica tradición, la más básica de todas, atraviesa todo con una rama y aviéntalo al fuego. Eso es el Chuar y a mí me trae México en un bocado, y a otros Ghana y a veces Israel y que Francia y algunos Alemania. Hasta los gringos podrían recordarse unos marshmallows de camping.

La decoración será siempre austera pero no faltará nunca una tela colgada con la imagen del monolito de Abraham en la Meca y la frase “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”. Xinjiang se esconde tras las montañas al oeste del continente llamado País, China. Los famosos Uigures, que alguna vez tomaron china en su poder, han dejado a sus hijos ahí. Tenemos mezclas de etnias inimaginables, rusos, turcomanos, mongoles y más. Gente que habla lenguas que fonéticamente están enlazadas con un kirguizia o afgano y altaicas.

Yo estaba afuera de ese lugar, frente a esa mujer que sobre el cabello tiene mantilla. Estaba frente al carbón, y cómo enfriaba esa noche. De pronto algo calló en mi mano, yo giré y busqué qué me habían aventado, nada. Sobre mi cabeza había un cable, el cable expuesto a la chimenea, se me hizo que fue algo de grasa. Seguí cerca del carbón, le sonreí a la mujer, tenía frío, ella lo tuvo pero ahora poseía el fuego. Estábamos frente al carbón que asa a los Chuar. Ella fue mi Prometeo del momento.

Visoso no llegaba el muy perro. El frío acentuaba. Yo golpeaba mis plantas contra el suelo y hacía despertar mi sangre. ¡Hierve cuerpo! Y de nuevo calló en mi mano, la humedeció en este clima seco y hostil, si no hubiera estado en la calle y en China pensaría en agua bendita. Llevé mi mirada al cable, no había nada, detrás de él, como un niño tímido que quiere pero no sabe cómo pedirlo, la nieve entró en escena. Sonreí tanto, me quedé suspendido en ese universo visual haciendo que quienes me rodeaban se percatarán también del milagro que es la nieve, tal como la lluvia. Pude haber pasado horas allí, no lo sé. ¡Perro! Escuché un grito. Visoso había finalmente llegado. ¿Qué tal de frío? –me preguntó.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

La nieve es el pan de los ciegos. Siente, se deshace en el calor de las manos.
Pan de sordos. Se ve, neurótica, abofeteando la cara.
También es pan de mi casa. Nieve a la rodilla. Allá sí hace frío, cabrones, no las nevaditas de Monterrey.

Un elote desgranado, pa´l frío.

Abrazo

08 December, 2005 03:40  
Anonymous Anonymous said...

¡ hola ! soy un lojero y me encontre con tu pagina me agrado y sabes estoy tratando de conectarme con algunos q se apelliden lojero meda gusto encontrar gente me imagino q te daras cuenta q no es muy comun y megustaria saber el origen de nuetro apellido espero me puedas ayudar y si no almenso conoserte disculpa las molestias y de antemano gracias ha soy de tampico tamaulipas mexico ok bueno espero respuesta asta pronto bye

11 December, 2005 13:08  

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